Los calamares a la andaluza son una de esas tapas que nunca faltan en las mesas de cualquier reunión familiar o entre amigos. Un plato sabroso, crujiente y fácil de disfrutar, ya sea como aperitivo o como parte de una comida más completa.
En muchos hogares, especialmente en la costa, este manjar se sirve siempre acompañado de una buena charla y risas, pero lo cierto es que no hace falta estar en la playa para saborearlos.
Claro, hacerlos bien no es tarea fácil: el truco está en conseguir esa capa crujiente y dorada por fuera, mientras el calamar se mantiene tierno por dentro. Pero no te preocupes, con algunos consejos y pequeños truquitos, podrás sorprender a todos con unos calamares como si los hubieras traído directamente de la costa andaluza.
Lo que necesitas para unos calamares a la andaluza perfectos
Lo primero y más importante: ¡los calamares! Si quieres que salgan como los de la costa, lo mejor es comprar calamares frescos. Nada de congelados, eh, que la frescura marca la diferencia.
Si te pasas por la pescadería de Arganda, seguro que encuentras unos calamares de buena calidad, que ya verás, se nota un montón. Los calamares frescos tienen un sabor más suave y una textura más tierna, algo que no puedes conseguir con los congelados, aunque si no queda otra, tampoco pasa nada.
Después, los ingredientes esenciales para la calamares fritos receta son bien sencillos: harina, huevo, pan rallado y un buen aceite de oliva. Con estos ingredientes, te aseguro que el resultado va a ser espectacular.
Si quieres darle un toque personal, siempre puedes añadir un poquito de sal y pimienta, o si te atreves a ir más allá, un toquecito de ajo en polvo. Yo siempre lo pongo, le da un sabor especial, pero eso ya depende del gusto de cada uno.
Y ojo, no te olvides de lo más importante: ¡el aceite! Tiene que ser de calidad y suficiente como para que los calamares se frían bien y queden crujientes por fuera y tiernos por dentro. Nada de aceite reciclado.
Paso a paso: Cómo freír los calamares a la andaluza como un profesional
Preparación del calamar
Primero, si no te los venden ya limpios (aunque lo ideal es que los encuentres listos en la pescadería), tendrás que limpiar los calamares. Retira las vísceras y la pluma (esa especie de “caña” transparente que tienen por dentro), y córtalos en anillas finitas.
La clave para que queden perfectos está en este paso, porque las anillas finitas permiten que el calamar se cocine de forma uniforme y que queden más crujientes.
¡Nada de calamares gigantes, eh! Los de tamaño mediano son los mejores para que te queden tiernos por dentro y crujientes por fuera.
Bañarlos en la mezcla
Ahora, vamos con la mezcla de harina y huevo. Toma un bol y pon un buen puñado de harina, con un toque de sal para que se le dé sabor. Si quieres, puedes añadir un poquito de pan rallado también, pero no es imprescindible.
La clave para que queden bien crujientes es pasar los calamares por el huevo batido y luego por la harina (y pan rallado si te has decidido por añadirlo). ¡Que no se quede ni uno sin empanado!
Un truco local que te paso es que no empanices todo de golpe, hazlo por tandas para que no se apelmace y quede todo bien cubierto.
Freír a fuego medio-alto
El aceite tiene que estar bien caliente, pero no humeante. ¿Cómo saber si está listo? Pues pon un trocito de pan o una pequeña porción de la mezcla, si burbujea y sube a la superficie, está perfecto.
Si el aceite está demasiado frío, los calamares quedarán empapados y nada crujientes, así que mejor que el fuego esté alto, pero controlado. Un consejo de abuela: usa aceite de oliva si puedes.
Aparte de que da un toque de sabor increíble, también es más saludable.
El toque final
Una vez los calamares estén fritos, ponlos sobre un plato con papel absorbente para que escurran el exceso de aceite. Este paso es fundamental, porque si no se escurren bien, pueden quedar demasiado aceitosos.
Y ahora sí, ¡el toque final! Acompáñalos con un poco de limón, si te gusta ese toque fresco, y acompáñalos con una ensalada o unas papas fritas. ¡Será un manjar digno de disfrutar con los amigos o la familia!
Trucos para que tus calamares a la andaluza sean un éxito rotundo
El crujiente perfecto
El secreto para lograr un calamar crujiente por fuera y tierno por dentro es asegurarse de que la capa de pan rallado quede doradita y crocante. Un truco infalible es presionar ligeramente los calamares empanados con la mano antes de freírlos.
Esto hace que el pan rallado se adhiera mejor y se forme una capa más uniforme. Además, asegúrate de que el aceite esté bien caliente, ya que esto ayudará a que el empanado se dore al instante, creando esa capa crujiente que tanto nos gusta.
No sobrecargar la sartén
Aquí va otro truco clave: no sobrecargar la sartén. Si pones demasiados calamares de golpe, la temperatura del aceite baja y, en lugar de obtener un calamar crujiente, se quedarán empapados.
Mejor fríelos en pequeñas tandas, dejando espacio para que se frían de manera uniforme. Así conseguirás que cada anilla de calamar tenga el crujiente que te hará triunfar.
Frescos, siempre frescos
Como siempre decimos por aquí, «fresco es mejor». Para conseguir un sabor y una textura insuperables, es esencial usar calamares frescos.
Si los consigues en tu pescadería local, mucho mejor. El calamar fresco tiene una textura mucho más tierna y sabrosa que los congelados. Así que no dudes en invertir un poquito más en calidad; tus calamares a la andaluza lo agradecerán.
¡A disfrutar de los calamares a la andaluza como en casa!
Ahora que tienes todos los trucos, ¡es hora de ponerlos en práctica! Hacer calamares a la andaluza en casa no tiene por qué ser complicado, y te aseguramos que sorprenderás a todos tus invitados.
Este plato es ideal para una reunión familiar, una comida con amigos o simplemente para darte un buen festín. No hace falta ser un chef profesional para disfrutar de esta deliciosa receta. Así que, ¡a disfrutar de tus calamares como si estuvieras en la costa!